Unas densas nubes tapaban el sol que alumbraba Denmark Street, era una tarde de agosto, pero en Londres nadie lo diría. Para un joven Madrileño como yo, ese cielo gris era el tiempo que aparecía en mis sueños... y si esto parecía un sueño, tú tendrías que estar aquí.
Una parte de mi había venido a buscarte, la casualidad o el destino habían guiado mis pasos de turista a este punto de la ciudad... como por arte de magia. Algo me decía que sí, que te encontraría, que estarías en algún rincón esperando para que yo te viera... y como siempre querrías seducirme, engatusarme y pedirme casi a gritos que te acaricie, que te toque, que te haga sentir que eres solo para mi... y que nadie te puede tocar mejor que yo.
Anduve buscando pero era tal el deseo de encontrarte que creía verte en todas partes... hasta que realmente te vi. Allí estabas y yo me quedé mirándote embobado, no sé si realmente podías verme, pero en el fondo sabias que yo estaba allí.
Nunca he podido tocarte, nunca te había tenido tan cerca... era la primera vez que te veía y nos separaba un escaparate...
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domingo, 9 de diciembre de 2012
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