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lunes, 14 de marzo de 2011

Balance de éxitos y fracasos: La suerte.

Yo me considero una persona afortunada y estoy bastante contento conmigo mismo. No soy excesivamente feo, me considero una persona no excesivamente inteligente pero sí lo suficiente como para no sentirme idiota, no soy fumador, ni bebedor compulsivo, me gusta la música, el cine, la literatura… tengo una gran imaginación, tengo facilidad para escribir e inventar, siempre suelo ganar cuando practico algún deporte (Futbol, tenis, tenis de mesa, bolos, baloncesto, curling…) no tengo ningún inconveniente conmigo mismo. Siempre se puede tener más de todo… podría ser más guapo, más inteligente, podría tenerla más grande… pero nunca he sido egoísta, estoy contento con lo que tengo y soy feliz conmigo mismo.

Lo que sí es cierto es que nunca he sido el más afortunado, ni durante mi infancia ni durante mi adolescencia. Mi cara enseguida se llenó de asquerosos granos, mi familia atravesó una crisis importante, no tenía amigos, me pudría en mi habitación escribiendo malas canciones para aquella chica que me gustaba (aquella chica que perdía el tiempo con aquel chico de los pendientes que tenía una moto y quitaba a los niños el bocadillo en el recreo…)
Para colmo jamás me ha tocado nada… ni un simple sorteo en clase, ni un sorteo por internet, ni siquiera el reintegro, nunca estaba en el momento oportuno en el lugar indicado… nunca me había encontrado dinero ni nada “guay” tirando en la calle… y si había posibilidad de que algo saliera mal iba a salir mal.

Una vez escuché que “… gran parte de la vida depende de la suerte, asusta pensar cuántas cosas escapan a nuestro control.” y puede que sea totalmente cierto… (o no)
Cuando yo era un crio estaba totalmente convencido de que todo pasaba por algo, todo tenía su significado, mi destino era un simple mapa que me llevaba por una ruta que siempre se seguía a la perfección. Recuerdo haber oído aquel discurso durante gran parte de mi infancia en una de mis películas favoritas:

“El mundo tiene dos tipos de personas, y cuando ocurre algo afortunado, los del primer grupo, lo consideran más que suerte, más que casualidad, lo consideran una señal. Una prueba de que hay alguien ahí arriba cuidando del ser humano. La otra gente lo considera pura suerte, un feliz giro del azar. Los del segundo grupo, sienten que pase lo que pase, están solos, y eso les llena de temores. Pero luego hay cantidad de gente del primer grupo que piensan que pase lo que pase habrá alguien ahí arriba para ayudarles, y eso les llena de esperanza. Lo que debes preguntarte es ¿en qué grupo estás tú? ¿Eres de los que ven señales? ¿De los que ven milagros? ¿O crees que la suerte de la gente es aleatoria? O, plantéatelo así: ¿Es posible que no existan las coincidencias?”

Según crecí me fui dando cuenta de lo importante que es tener suerte en un momento determinado y lo que puede cambiar tu vida con un solo golpe de suerte. Pero cuando esa suerte es tan grande llegas a pensar seriamente si realmente es solo suerte, a veces resulta increíble pensar que el azar puede ser tan exacto en algunos momentos… ¿Es realmente posible que el azar pueda resultar tan caprichoso?

Suerte o no, estoy contento por cómo me marchan ahora las cosas. ¿Un ejemplo?
Mis proyectos van bien encaminados, me he encontrado 80 euros en la calle, ayer el Barça empató… e infinidad de cosas que no se pueden contar.

¿No crees que ahora las cosas empiezan a irme bien? :)

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